10/10/2010

Kiosko Morisco

Por Edgar Tavares López*


Reconocidas plazas provincianas de México lucen kioscos verdaderamente bellos como los de la ciudad de Guadalajara y el municipio de Zapopan, en Jalisco, así como las poblaciones de Tampico, Tamaulipas y el muy singular de Atlixco, en Puebla. Sin embargo, hay que reconocer que el más artístico, original y de mayor presencia es el famoso Kiosco Morisco de la Alameda de Santa María la Ribera, ubicado en la colonia del mismo nombre en la ciudad capital de la república.

La palabra kiosco, según el Diccionario de la Lengua Española, proviene del vocablo árabe kusk y significa pabellón a templete de estilo oriental, abierto general mente hacia todos lados, que se construye en los jardines para descansar, tomar el fresco a recrear la vista. Los kioscos de las mansiones que miraban al río Sena, en los alrededores de Paris, hacia la mitad del siglo XVIII, cumplían dichas funciones. Los primeros kioscos en México comenzaron a construirse un siglo más tarde, y se ubicaron por lo general al centro de los jardines principales a plazas públicas. A finales del siglo XIX -en plena etapa del romanticismo-, su usa primordial quedó definida en nuestro país al ser escenario de las bandas musicales que interpretaban bellas melodías para regocijo de la población que se agrupaba a su alrededor, tradición que aún permanece vigente.

Su arraigo es tan profundo que en la actualidad la más humilde de nuestras poblaciones muestra con orgullo su kiosco particular sin importar su forma, tamaño, estilo o material que puede ser madera, concreto, tabique, piedra, hierro, teja o lámina.


El Kiosco Morisco de Santa María muestra su planta de forma octogonal y mediante una corta escalinata se llega al pórtico de acceso formado por tres arcos; en la parte superior se observa un escudo oval dentro del cual figura el águila y la serpiente. La estructura del kiosco se encuentra apoyada en 44 esbeltas columnas metálicas exteriores y ocho interiores, estas últimas soportan además, una bella cúpula de cristal rematada con señorial águila elaborada en bronce. La maravillosa filigrana de su decoración morisca realizada en fierro fundido, al igual que todo el conjunto, es una de las características que lo hacen único en su género. El ingeniero José Ramón Ibarrola fue el autor de esta magnifica obra construida originalmente para representar a México en la Exposición Internacional de Nueva Orleans en 1884, que se llevó a cabo en la antigua plantación Faucher de Cireè, una de las más bellas de Luisiana.

La representación mexicana en ese evento llama poderosamente la atención, prueba de ello es el artículo aparecido en el Courrier des Etats-Unis en el que se describe la impresión causada por este fabuloso pabellón:

La más notable de las secciones, aparte de la del gobierno que ocupa un edificio especial, es la de México, para cuya sección esta República ha hecho verdaderos prodigios. México ha erigido un edificio que constituye por si solo una maravilla de arquitectura y lujo. La construcción es del estilo morisco más puro y tiene la forma de una suntuosa morada mexicana [sic]; comprende cuatro patios interiores rodeados por galerías descubiertas cuyas paredes están decoradas por brillantes adornos de un efecto tan rico como pintoresco...



Este espectacular kiosco se fundió posiblemente en Pittsburgh, debido a las relaciones amistosas del ingeniero Ibarrola con Andrés Carnegie, dueño de grandes fundiciones en los Estados Unidos. Otra de sus peculiares características es que fue hecho desarmable para facilitar su transportación, razón por la cual se presento también en la Feria Mundial de Paris en 1889.

A su regreso a México fue instalado en la esquina sur poniente de la Alameda Central, donde se verificaban los sorteos de la Lotería Nacional, viéndose un tanto raro debido a que en ese entonces cubrieron sus costados con cristales. En 1908 se le ubico definitivamente en la Alameda de Santa María y, debidamente remozado, se reestreno el 26 de septiembre de 1910 con motivo de las fiestas del primer centenario de la Independencia nacional.

Con el paso de los años, el Kiosco Morisco se ha convertido en el símbolo de la colonia Santa María la Ribera. Su conservación y mantenimiento a cargo de las autoridades competentes es una tarea primordial que nos permite seguir admirándolo, pero también a nosotros como herederos de ese patrimonio nos concierne su cuidado.

Cabe señalar que es imposible no sentir el ambiente evocador de tiempos pasados que se respira en la Alameda de Santa María, donde aún se escucha el canto de los pájaros. Por desgracia, los inmuebles antiguos que la rodeaban han desaparecido casi todos (con excepción del hoy Museo de Geología y un par de casonas en la calle Dr. Átl), lo que impide a nuestra mente imaginar la fisonomía armoniosa que tenia este lugar tradicional en sus orígenes.



*Arquitecto egresado de la UAM Azcapotzalco. Dedicado a la investigación y difusión de la riqueza arquitectónica y urbana de la primera mitad del siglo XX de la Ciudad de México.

Fuente: Revista Relatos e Historias en México- Número 24, agosto 2010

N.B. Es importante mencionar que actualmente el Kiosko Morisco y la Alameda de Santa María se encuentran en un deplorable estado, debido a la rapiña de las autoridades delegacionales y a la falta de interés tanto del INAH y el INBA que han permitido que varios elementos de la Alameda hayan sido hurtados debido a una obra de remodelación, totalmente innecesaria, que no hizo sino servir de pretexto para fines desconocidos. Elementos como las bancas del porfiriato marcadas con el año de 1910, en conmemoración del centenario de la independencia; las lámparas estilo Art-Nouveau, el mosaico de las fuentes, la herrería de las jardineras, botes de basura, entre otros elementos, han desaparecido, además de que el Kiosko luce actualmente en un estado de abandono debido al retiro de su piso de mármol, grafitti y otras acciones indignas de un monumento histórico. Por lo tanto, es necesario pedir a los vecinos de la colonia y a personas interesadas que la única manera de recuperar nuestro patrimonio es mediante la organización vecinal para exigir a las autoridades la devolución de nuestros bienes de los cuales hemos sido despojados.

1 comentario:

  1. Qué pena que una edificación tan hermosa este en ese abandono. Reflejo del país y su gente.
    Ojalá se haga conciencia entre los vecinos.

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